Muchos no lo vieron jugar y lo recuerdan en su etapa como entrenador.
MÉXICO – Tomás Juan Boy Espinoza fue Ídolo total en la sultana del norte, figura mítica de los Tigres de la UANL, capitán de la Selección en el Mundial de México 86 y personaje muy polémico en los banquillos mexicanos.
Muchos no lo vieron jugar y lo recuerdan en su etapa como entrenador, la cual fue larguísima e inició en 1988, justo el año que colgó los botines y tomó la pizarra para dirigir.
El Jefe del juego
Boy Espinoza nació en la Ciudad de México el 28 de junio de 1951 y falleció el 8 de marzo del 2022, formó parte de tres equipos como futbolista en el país, el Atlético Español, el Atlético Potosino y los Tigres de la UANL.
Participó en Primera División desde 1972 a 1988 como un armador o enganche, considerado el mejor en toda la historia del futbol mexicano en esa posición e inducido al salón de la fama en el 2019.
Pero fue con los felinos donde más brilló, se convirtió en su máximo goleador con 104 goles, hasta la llegada de André-Pierre Gignac, además se coronó tres ocasiones como campeón, dos títulos de liga y uno de Copa México.
Es inmortalizado por la fanaticada mexicana como el capitán de la selección nacional que brilló en el Mundial de 1986, por su carácter fuerte y temple dentro de la cancha le valió ganarse el apodo de “El Jefe”.
Paso por los banquillos
Desde su retiro tomó la responsabilidad de guiar a las nuevas generaciones desde la banca, San José Earthquakes fue su primera experiencia en 1988, posteriormente regresó a su país para enrolarse con el Tampico-Madero.
En total dirigió a once conjuntos en 33 años y aunque nunca pudo conquistar un campeonato de Liga, dejó muchas memorias inolvidables por su enorme carisma y actuaciones en la línea técnica.