Las acusaciones en la demanda son contundentes: incumplimiento de contrato, negligencia y prácticas comerciales engañosas.
LAS VEGAS.- Un grupo de fervorosos fanáticos de la Fórmula Uno se encontraron con una desagradable sorpresa cuando fueron obligados a abandonar el recinto antes del inicio de las prácticas, desencadenando una demanda colectiva. La acción legal, presentada en una corte de Nevada contra los organizadores de la carrera y su dueño, Liberty Media, busca una compensación mínima de $30,000 USD por los inconvenientes sufridos por estos 35,000 aficionados. Lo que debía ser una experiencia emocionante se convirtió en un desencanto: aquellos que compraron entradas para presenciar los entrenamientos libres del jueves apenas pudieron disfrutar de nueve minutos antes de que un infortunado incidente con el piloto Carlos Sainz Jr. y su Ferrari arruinara el espectáculo.
Las acusaciones en la demanda son contundentes: incumplimiento de contrato, negligencia y prácticas comerciales engañosas. La inspección de la pista por parte de los comisarios de carrera desencadenó un retraso significativo de dos horas y media para la segunda sesión, agregando más frustración a los aficionados que habían invertido en pases de tres días para absorber todo el esplendor del Gran Premio de Las Vegas. La respuesta ofrecida por los organizadores, un descuento de 200 dólares en la tienda oficial de regalos, resultó ser un parche insuficiente para la mayoría de los afectados.
La situación se complicó aún más con la explicación oficial: el cierre de la pista para los espectadores fue justificado por razones legales y de seguridad. El presidente de la F1, Stefano Domenicali, y la directora ejecutiva del Gran Premio de Las Vegas, Renne Wilm, emitieron un comunicado tratando de calmar los ánimos, pero la demanda colectiva ya había cobrado vida propia, marcando un hito en la frustración de miles que ansiaban vivir la emoción de la Fórmula Uno en Las Vegas.