La idea se le ocurrió a Jesús Tudanca, el propietario de la panadería, el mismo día que se sorteó el cruce entre el Arandina y el Real Madrid.
El próximo sábado, el Arandina CF, un modesto equipo de la cuarta división del fútbol español, se enfrentará al Real Madrid, uno de los gigantes del deporte mundial, en un partido de la Copa del Rey que ha despertado una gran expectación en Aranda de Duero, la localidad burgalesa donde se disputará el encuentro.
Para muchos aficionados, conseguir una entrada para ver a los merengues en acción es un sueño hecho realidad. Pero para algunos afortunados, ese sueño puede estar escondido en una Rosca de Reyes, el tradicional dulce que se consume en estas fechas.
Pastelerías Tudanca, un local que patrocina al Arandina desde hace años, ha decidido sorprender a sus clientes con una original iniciativa: ocultar 15 entradas de tribuna para el partido en sus Roscas de Reyes, como si fueran el muñequito que se suelen encontrar en su interior.
La idea se le ocurrió a Jesús Tudanca, el propietario de la empresa, el mismo día que se sorteó el cruce entre el Arandina y el Real Madrid, el pasado 12 de diciembre. Desde entonces, ha preparado todo para que sus roscas sean los más buscados de la zona.
Los roscas con las entradas se han vendido entre el jueves 4 de enero y el sábado 6 de enero, el día de Reyes, en los despachos de la capital ribereña. Los ganadores tendrán que presentar la tarjeta que les informa de su premio en la pastelería el sábado a las 17:00 horas para recoger su entrada.
Según ha explicado Hugo González, director de la panadería y uno de los responsables de esconder las tarjetas, se trata de 15 entradas de las cerca de 3,000 que se han repartido en las roscas que se han elaborado para estas fiestas.
Es nuestro día más complejo. Tendremos a unas 25 personas trabajando en exclusiva en los roscones. Empezamos a las cuatro de la madrugada y es un no parar”, dijo González.
Además de las entradas, los roscas de Tudanca también contienen otras sorpresas, como sesiones en un spa local. Pero lo más importante, según González, es disfrutar de un rosca tradicional, cuya receta se guarda celosamente en la caja fuerte de la pastelería desde hace más de un siglo.